Dibujo: Dale Eaglesham, Neil Edwards, Steve Epting (Bryan Hitch, Dustin Weaver)
Colores: Paul Mounts
Por muchos años la revista de los Fantastic Four tenía un slogan que decía “El mejor cómic del mundo”. Luego se lo quitaron porque era una afirmación bastante discutible y ni Marvel creía que fuera el mejor título en el mercado. Gracias a Jonathan Hickman, la historieta debería recuperar su lema, o al menos hacer la aclaración “El mejor cómic -de Marvel- del mundo”.
Jonathan Hickman entendió bastante bien lo que significa hacer una historia de los Fantastic Four. Es una familia de aventureros, cuyo líder es una de las personas más inteligentes del planeta con una gran curiosidad, tanto que esa misma provocó la formación del cuarteto, por lo tanto, es obvio que las tramas de los Cuatro Fantásticos deben reflejar eso. La ciencia ficción al extremo, aventuras que incluyan desde viajes por el tiempo, así como referencias al Multiverse, ciencia imposible como realizarle una cirugía a un universo, etcétera, todo en una narrativa bastante bien armada donde cada pieza es puesta en su lugar para darle un sentido lógico y natural a cada una de las situaciones fantásticas del cómic.
Para los que sólo leyeron Fantastic Four #587 por la muerte de The Human Torch se habrán dado cuenta de eso. Para los que sólo leyeron el arco de Three, habrán quedado con cara de ¿esto cuándo pasó? Puesto que llegaron tarde a la película; la trama, dividida en pequeños arcos, comenzó en Fantastic Four #570, y si nos ponemos estrictos, fue en Fantastic Four #555 cuando Mark Millar presentó el Nu World.
A pesar de que el gancho de la historia es la muerte de uno de sus integrantes, toda la narrativa presentada por Hickman se puede definir con una palabra “supervivencia”. Todo lo que ha pasado es una gran pelea por la vida, por el legado, por la expansión y, sobretodo, por resolver todo y crear la fundación del mañana.
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