Grijalbo nos ha sorprendido este mes editando un volumen que pretende recoger la necesaria lectura de 1001 que hay que leer antes de morir. Tal es el título del libro y su autor es Paul Gravett, un periodista londinense experto en cómics que lleva dedicado al mundo del cómic más de veinte años. Ha sido el fundador de Escape Magazine y escribe cada mes un artículo acerca del cómic para Comics International. Ha colaborado también con The Comics Journal, Comic Art y periódicos como The Guardian o The Daily Telegraph.
Tras el prólogo escrito por el cineasta británico Terry Gilliam –miembro del grupo humorístico de los Monthy Python y director de El imaginario del Doctor Parnassus en 2009-, confeso admirador de los cómics y con la ayuda de 67 expertos de 27 países distintos, el libro pretende erigirse como una guía completa y exhaustiva que recorre las obras más importantes del género, construyendo un canon del cómic mundial, tal como señala el compilador en sus páginas.
Obras inmortales
De carácter internacionalista, ofrece un repaso y reseñas de cómics de todas las épocas y de abarca un gran número de nacionalidades y estilos, intentando no olvidar ningún género ni formato alguno, entre los que destacan el manga japonés, el cómic franco belga o las de temática superheroica estadounidense. Además, la periodización histórica a través de la que se estructura resulta bastante útil, recogiendo periodos que transcurren desde 1837 –con la historieta suiza Los amores del señor Vieux, de Rodolphe Töpffer- hasta 2011 –Habibi, de Craig Thompson-, si bien es necesario aclarar que la mayor parte del libro, en concreto más de la segunda mitad, está dedicada a tebeos publicados desde 1990 hasta hoy día, que refleja, según su autor, "la extraordinaria explosión creativa del género", a partir de "tres grandes cambios": las mujeres creadoras, internet y la reaparición gradual de cómics en cualquier medio creativo.
Respecto a los autores, entre los que se reúnen más de mil entre guionistas, dibujantes, coloristas y el resto de los que se dedican a este formato, los que más títulos aportan son Alan Moore –doce títulos- y Jack Kirby –once-. Es por ello que el cómic de superhéroes tiene una presencia importante en el libro, escalonada en tres etapas ( los años 30 –nacimiento-, los años 60 –ascenso de Marvel- y los años 80 –nacimiento del cómic adulto-) pero no lo domina, ya que intenta ser, como se ha dicho, variado en géneros y temas.
Así, recoge obras de profunda raigambre cultural como son Buck Rogers de Philip Nowlan y Dick Calkins, Dick Tracy de Chester Gould, Betty Boop de Bud Counihan, Flash Gordon de Alex Raymond y Don More, Príncipe Valiente de Hal Foster, The Spirit de Will Eisner, Carlitos de Charles M. Schultz, El Eternauta de H. G. Osterfield, etc., pero en sus páginas hay cabida para autores como Marjane Satrapi, Osamu Tezuka y Art Spiegelman, e incluso para Walt Disney. El cómic europeo aporta títulos tan importantes como Tintín de Hergé y Pasajeros del viento, de François Bourgeon.
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